
Mientras los usuarios pagan boletas impagables y se enfrentan a cortes por falta de pago, el gobierno de Javier Milei avanza en silencio con la entrega de AySA. ¿Los beneficiados? Una empresa israelí y empresarios con vínculos estrechos al poder.
El gobierno libertario publicó en cuestión de 48 horas dos decretos clave: uno que autoriza la privatización del 90% de la empresa estatal AySA, y otro que modifica el marco regulatorio para permitir cortes de servicio por falta de pago. Todo esto en medio de una fenomenal suba de tarifas.
El nuevo candidato para quedarse con el agua de los argentinos es Mekorot, la empresa estatal de Israel, que durante años intentó sin éxito ingresar al mercado argentino. Esta vez no vienen solos: los acompañan socios locales de peso, con trayectoria en el poder y los negocios turbios.
Entre ellos, se menciona a Daniel Sielecki, empresario muy cercano a Javier Milei. No solo colocó a su sobrino como embajador en Francia, sino que ahora busca quedarse con Telefé, en sociedad con el hijo del canciller Werthein. Nada mal para quien parece tener el número directo de la Rosada.
El otro nombre es Mauricio Filiberti, conocido como “el dueño del cloro”, insumo esencial para potabilizar el agua. Filiberti es proveedor histórico de AySA y mantiene vínculos aceitados con el gremialista José Luis Lingeri, que —casualmente— ya expresó su apoyo a la privatización. A cambio, el sindicato conservaría un simbólico 10% de participación.
La trama se tejió en el exterior. Las fuentes aseguran que las conversaciones entre Mekorot y el gobierno comenzaron durante la visita de Milei a Israel. Nada quedó al azar. En simultáneo, el nuevo marco legal prepara el terreno para que la privatización no solo sea posible, sino inminente.
Pero eso no es todo. El negocio del agua no es el único en la mira. La cercanía de Sielecki con el gobierno libertario le abre la puerta a otros sectores estratégicos, como los medios de comunicación. Y si bien se promete transparencia, la venta de AySA se ejecuta sin discusión parlamentaria, sin licitación abierta, y sin control alguno.
Este es el modelo Milei: vender todo, a cualquiera, sin controles y con los de siempre cerca de la caja.
Mientras tanto, vos seguís pagando cada vez más caro por un derecho básico como el agua. Y si no podés pagar, te la cortan. Así de claro.