Bajó la inflación, pero YPF sube la nafta cada dos días

Mientras el Gobierno insiste con que la inflación está bajando, los bolsillos siguen vaciándose. En menos de 48 horas, YPF –la principal petrolera del país y controlada por el Estado– volvió a subir el precio de los combustibles. Esta vez no fue por impuestos, sino por una “recalibración” que, lejos de sonar técnica, se siente profundamente en cada carga de nafta.

En Mendoza, el litro de Súper subió de $1.253 a $1.266, e Infinia Diesel pasó de $1.453 a $1.475. Solo la Infinia nafta quedó sin cambios, al menos por ahora. El lunes ya había habido un aumento como consecuencia de la actualización del impuesto a los combustibles. En julio, además, se habían aplicado dos subas que alcanzaron el 6%.

Es decir, en apenas un mes, cargar combustible se encareció al ritmo del ajuste, con aumentos silenciosos pero constantes.

Lo que preocupa aún más es la nueva estrategia que adoptó la empresa: precios variables según la demanda diaria y las regiones, como si la nafta fuera un boleto de avión. Una lógica de mercado que desprotege al ciudadano y lo convierte en rehén de una estrategia comercial disfrazada de “modernización”.

Todo esto sucede mientras el Gobierno presume de haber domado la inflación. Pero los datos concretos demuestran lo contrario: el combustible volvió a subir, y con él, suben los costos del transporte, los alimentos y toda la cadena económica.

La pregunta es inevitable: ¿quién gana con estos aumentos y quién pierde?