
Si prendés la televisión en Mendoza, parece que vivimos en Suiza. Si abrís los diarios masivos, esos que reciben millones en pauta oficial, te dicen que «el progreso» ha llegado. Pero si abrís la ventana, si caminás la calle, la realidad te golpea en la cara: nos están vendiendo el futuro.
El gobierno de Alfredo Cornejo ha decidido avanzar a toda máquina con un plan macabro: entregar la riqueza de nuestro suelo a las mineras multinacionales. Y lo peor no es que lo hagan, lo peor es cómo lo hacen. Sin controles reales, sin cobrar lo que corresponde, regalando nuestros recursos y, lo más sagrado que tenemos en este desierto: hipotecando nuestra AGUA.
¿Por qué nadie habla de esto en el 9 o en el 7? La respuesta es tan triste como obvia: la pauta compra silencios. Mientras el pueblo se organiza en asambleas y sale a las rutas, los grandes medios miran para otro lado. El blindaje mediático es vergonzoso. Intentan tapar el sol con un dedo, intentan invisibilizar la bronca de miles de mendocinos que no están dispuestos a secarse para que unos pocos empresarios se llenen los bolsillos.
Nos dicen que traerán trabajo, pero sabemos la verdad: se llevan el oro, se llevan el cobre y nos dejan el cianuro, la contaminación y la sequía. Es el negocio de la entrega. Es la traición a la Ley 7722, esa que defendimos en las calles y que hoy intentan burlar por la puerta de atrás, con decretos y arreglos a puertas cerradas.
Pero se equivocan si creen que nos van a ganar por cansancio o por silencio. La dignidad de Mendoza no tiene precio. El agua de nuestros hijos no se negocia en un despacho de Casa de Gobierno.
Este martes, el pueblo recupera la voz que los medios hegemónicos le niegan. Este martes, la bronca se convierte en grito. No vamos a permitir que nos sequen.