Descontrol en Godoy Cruz: Un patrullero al servicio del gimnasio y la vida privada del Comisario

Un comisario de la Policía de Mendoza quedó expuesto en un escándalo que refleja el descontrol en el uso de los recursos públicos destinados a la seguridad. Lejos de patrullar las calles y garantizar tranquilidad a los vecinos, utilizaba los móviles oficiales como si fueran su vehículo particular: para ir y volver de su casa, y hasta para entrenar en un gimnasio.

La investigación interna determinó que este comisario, que se desempeñaba como Jefe de la Unidad Especial de Patrullaje de Godoy Cruz, usó en al menos diez ocasiones los patrulleros para fines personales. Los registros de geolocalización (Sitrack) y los libros de novedades confirmaron los desplazamientos indebidos. Incluso uno de los móviles fue detectado en un club de suboficiales del Ejército.

El hecho no es menor: mientras barrios enteros reclaman por más presencia policial, la patrulla destinada a dar seguridad circulaba vacía de función, convirtiéndose en un auto particular para beneficio de un funcionario policial. Este episodio desnuda la falta de controles efectivos y el nivel de desmanejo dentro de la propia fuerza.

Aunque la sanción fue de 36 días de suspensión, lo central es lo que revela el caso: patrulleros desviados de su objetivo, un sistema que permite abusos reiterados y ciudadanos que quedan sin la protección que deberían tener. Un ejemplo más del desorden que se vive en Mendoza, donde los recursos para seguridad se diluyen en privilegios de los jefes en lugar de estar en las calles.