
La indiferencia y el abandono del gobierno de Cornejo han desatado la furia del campo mendocino. Tras ser plantados y ninguneados en su reclamo, los productores vitícolas autoconvocados, que mantenían un acampe en la Ruta 7, decidieron en una asamblea democrática redoblar la apuesta: este viernes 24 de octubre, marcharán a la Casa de Gobierno.
El quiebre se produjo tras una reunión vergonzosa. Los productores, que están al borde del quebranto, fueron recibidos por el ministro Rodolfo Vargas Arizu. Pedían medidas urgentes: créditos para capital de trabajo y que el Estado interviniera para sacar de stock 200 millones de litros de vino.
La respuesta del gobierno fue una cachetada y un acto de manipulación electoral. «Nos pidieron que dentro de 15 días, cuando baje la espuma después de las elecciones, ver la tasa de interés, a cuánto queda el dólar, ahí ellos se sentarían a charlar de nuevo», explicó Luis Cañas, referente de los productores.
En criollo: el gobierno admitió que, a tres días de una elección, no pueden tomar ninguna decisión por la «incertidumbre». Es decir, no están dispuestos a pagar el costo político de una solución, prefiriendo que los productores se fundan mientras ellos cuidan sus votos.
Esta «pateada» fue tomada como una burla. El gobierno demostró que la situación caótica y el quebranto del sector agrario no son su prioridad. Por eso, los productores ahora convocan no solo a sus pares, sino a todos los sectores que padecen «la misma indiferencia y abandono» a marchar este viernes para exigirle respuestas en la cara al gobernador.