
La locura y el salvajismo al volante escalaron a un nuevo nivel de horror en Córdoba. En un acto criminal que hiela la sangre, un hombre de 29 años usó su camioneta Volkswagen Amarok como un ariete para embestir dos veces al auto de una familia tras una discusión de tránsito, provocándole una fractura de cráneo a un bebé de apenas 18 meses.
La pesadilla, captada por cámaras de seguridad, comenzó por una nimiedad: el padre de la familia frenó en un semáforo en amarillo. Esta acción desató la furia irracional del conductor de la Amarok, J.C.P., quien según la denuncia, los insultó, escupió y luego procedió a chocar intencionalmente su pequeño Volkswagen Up por detrás.
Pero el horror no terminó ahí. El abogado de la familia, Esteban Yangüez Papagenadio, relató el momento más escalofriante: «La madre gritó desesperadamente que estaba su bebé adentro y aun así embistió nuevamente». Fue este segundo impacto el que provocó que el pequeño saliera despedido de su sillita, sufriendo la grave herida en su cabeza.
La crueldad del agresor no conoció límites. Tras el ataque, y mientras la familia estaba en shock por la salud de su hijo, el joven intentó amedrentarlos exigiéndoles que le pagaran por los daños de su camioneta.
El caso expone no solo la violencia irracional, sino también las fallas del sistema judicial. El agresor, que ya contaba con antecedentes por resistencia a la autoridad, fue imputado inicialmente por «lesiones leves dolosas», una carátula insólita que la familia lucha por cambiar a «intento de homicidio». «Está detenido no por la gravedad del hecho, sino por su conducta posterior», aclaró el abogado, subrayando la impunidad con la que se manejaba un individuo que, según denuncian, nunca debió haber estado en la calle.