Rodolfo Suarez reconoció que no esperaba la reacción social cuando intentó modificar la 7.722. Denunció una campaña del miedo orquestada.
– ¿Qué sensación quedó después de lo que ocurrió en diciembre del año pasado, con el conflicto por la minería?
– Generar empleo y que la gente tenga sueldo digno, su auto, que se pueda ir de vacaciones, que tenga cobertura para la salud, que tenga buena educación para sus hijos y buena vestimenta para nosotros es primordial. Tenemos que hacer muchas cosas para cambiar la matriz productiva. La minería era una y no se podía esperar mucho porque la pobreza es muy grande en Mendoza.
Tengo que reconocer que no lo esperaba. Tampoco creo que lo esperaba nadie. Se hizo una campaña del miedo de cuestiones que no son ciertas porque las cosas se pueden hacer bien. Estaba acotado solamente a ciertos lugares de Mendoza y de todas maneras podría haber generado muchísimo empleo. Creo que también existía el “factor Chile”, con tantos problemas y manifestaciones en ese momento, y nosotros lo estábamos viendo todo día en la televisión.
Se creó un clima social de miedo exagerado y mentiroso. Artistas internacionales de renombre, mandándome un mensaje para decirme que su hijo, que vive en la Argentina pero en Buenos Aires, se iba a envenenar con el cianuro cuando abriera la canilla para tomar agua.
Es un tema que yo lo sigo estudiando porque fue un hecho de sociología política para analizar. De hecho ya se están escribiendo algunos libros sobre el tema. Hoy la población está a favor de esa postura que nosotros tomamos en su momento diciendo que en esta situación de pandemia, hubiese sido una gran posibilidad de generar empleo.
Y además que lo que nosotros propusimos era para optimizar el agua en Mendoza. Todo tenía que ir a la tecnificación del agua. No podía haber más una finca que riegue por manto. La cantidad de hectáreas que hubiéramos ganado invirtiendo esa plata en agua, en más diques, en generar energía. Era un círculo virtuoso de crecimiento. Porque para que el Estado active la economía, el Estado tiene que tener recursos. Pero esos recursos tienen que ser genuinos.
– ¿Un plebiscito lo hubiese legitimado?
– Un plebiscito nos hubiera permitido dar un debate más amplio. Pero realmente yo no he encontrado una persona que me diga que hubiera previsto esto que pasó.
– ¿Quedó sepultado el tema para los próximos tres años?
– El tema hoy es difícil, la gente que ahora está a favor es una mayoría silenciosa. En cambio la oposición sigue muy activa, y sobre todo está la vida humana en esto. Hubo movimientos internacionales, también gente de otras provincias, y había que preservar la paz social.
– ¿Pero qué falló? ¿Hicieron autocrítica en el Gobierno?
– Estoy haciendo todo un análisis. Por eso hablé de Chile y de cómo son las campañas del miedo. Por qué estos movimientos internacionales que había, por qué en esto también tiene influencia el valor de los materiales. Estoy estudiando el tema del potasio, que tuvo una caída de precio porque hay un dumping de ciertos sectores, de ciertos países. Acá también tiene que ver con la competencia que tuvieron intereses muy grandes que llevaron a generar este miedo de la población, pero que fue muy orquestado, donde hubo mucha plata atrás de todo esto.
Pero también hay otro factor. La gente tampoco cree mucho en el Estado, no cree en los controles. Nosotros decíamos esto se puede hacer, se puede hacer bien y hay que controlar. Alguna gente me decía en la calle: ‘Yo estoy de acuerdo con esto, pero ahora están gobernando ustedes que son serios, pero qué pasará cuando vengan otros’. O sea, la gente tiene desconfianza en las instituciones y ese es el grave problema de la Argentina. Cuando hay desconfianza es difícil crecer. Esta es la complejidad de lo que pasó en ese en ese momento. Y nosotros, en un momento de decisión muy difícil y por información que teníamos de inteligencia de gente que ya venía de otras provincias, dijimos que la paz social tiene que estar sobre todo esto. Y creo que perdimos una gran oportunidad como mendocinos de crecimiento.
Aparte hay que entender que eran lugares muy acotados, lejos de cualquier cuenca, en Malargüe. No era que se iba a hacer minería en el Valle de Uco, donde está totalmente imposibilitado que se haga. Prácticamente toda la provincia estaba excluida. Eran sectores muy acotados donde se podía hacer esto y a pesar de eso era un potencial de generación de empleo tremendo.
– ¿Por qué no se explicó esto en el proyecto?
– Eso fue un error. El Valle de Uco estaba totalmente excluido. Solamente se autorizaba en sectores de Malargüe y al norte, ya con el límite con San Juan. Casualmente el gran movimiento fue de los lugares donde no se iba a hacer nada. Pero esto excede a la Argentina. Había gente de Alemania que operaba detrás de esto.
Fuente el sol