
El reconocido neurocirujano Fabián Cremaschi fue atacado el pasado fin de semana por cinco perros pitbull mientras corría en el perilago de Potrerillos. El hecho volvió a poner sobre la mesa una discusión recurrente: ¿qué responsabilidades recaen sobre los dueños de animales de gran porte y temperamento fuerte, y cómo se regulan estos casos en Mendoza?
Desde 2007 la provincia cuenta con un “Régimen jurídico para la tenencia de animales peligrosos” (Ley 7.633), que otorga injerencia a los municipios para dictar normas complementarias. Sin embargo, los controles en la vía pública siguen siendo escasos y las campañas de concientización insuficientes. Además, la ley sancionada y publicada nunca fue reglamentada.

Veterinarios consultados coinciden en que el problema no son las razas, sino la irresponsabilidad de los dueños. Señalan que factores como la educación, el entorno y la socialización determinan el comportamiento del animal mucho más que la genética. “No existen perros peligrosos, existen dueños irresponsables”, remarcan.
La Subdirección de Zoonosis de Luján de Cuyo recordó que es obligatorio el uso de correa, collar y bozal para animales de gran porte. También pidió avanzar con sanciones más severas, ya que muchas veces, tras ataques, solo se aplican penas leves como tareas comunitarias.
En la Ciudad de Mendoza, el municipio sostiene un programa de control y prevención que incluye el móvil veterinario, la presencia de 500 preventores diarios y recorridos constantes en parques y espacios públicos. Aun así, todavía es común ver perros de gran tamaño sin correa ni bozal.
El ataque a Cremaschi reabre el debate sobre la tenencia responsable, la necesidad de unificar criterios normativos y de fortalecer controles efectivos. La solución, remarcan especialistas, no depende solo de las autoridades: exige compromiso ciudadano y conciencia real de que cuidar de nuestras mascotas también es cuidar de nosotros mismos.