En Mendoza, el acceso a la electricidad, un servicio esencial, se ha convertido en un lujo inalcanzable para miles de familias. Mientras el Gobierno celebra la supuesta baja de la inflación, los aumentos en las tarifas de servicios públicos, como la electricidad, crecen desmedidamente, dejando a los hogares atrapados en una crisis económica sin salida.
Aumentos acumulados e incontrolables
Durante 2024, la tarifa eléctrica acumuló incrementos del 140%, impactando directamente a los mendocinos. Aunque las autoridades insisten en que la inflación está “controlada”, las subas constantes en servicios básicos contradicen esta narrativa, golpeando con fuerza los bolsillos de los usuarios
Impuestos: un obstáculo extra
El 36% del costo de la factura eléctrica en Mendoza proviene de impuestos y tasas locales, entre ellos:
- IVA (21%)
- Sobretasa provincial (3%)
- Tasa de fiscalización y control (1,5%)
- Fondo Compensador (7,5%)
Además, los municipios agregan cargos adicionales, como el alumbrado público, elevando aún más los costos para los usuarios.
¿Baja la inflación? La luz, no
A pesar de los discursos optimistas sobre la “reducción inflacionaria”, los mendocinos ven cómo servicios esenciales como la electricidad alcanzan valores récord. Un hogar de ingresos medios paga en promedio $67.200 al mes por electricidad, mientras que los hogares de menores ingresos no están exentos de este calvario, abonando $59.500
Una realidad insostenible
Mientras las cifras oficiales prometen alivio económico, la realidad demuestra lo contrario: las familias mendocinas enfrentan un aumento constante de costos en servicios básicos, obligándolas a elegir entre pagar la luz o cubrir otras necesidades esenciales.
Es momento de que las autoridades provinciales reconozcan el impacto real de estas políticas y reconsideren los aumentos desproporcionados, devolviendo a los mendocinos un acceso digno y justo a los servicios esenciales.