
La provincia de Mendoza se encuentra al borde de una nueva maniobra financiera para postergar pagos y evitar el impacto inmediato de una deuda que crece sin control. En medio de este escenario crítico, el gobernador parece más preocupado por sumar millas en sus constantes viajes que por encontrar soluciones de fondo para sanear las cuentas públicas.
El Gobierno Provincial está agilizando los trámites para acceder a un nuevo endeudamiento de hasta U$S 97,6 millones con el objetivo de refinanciar amortizaciones de deuda en dólares que vencen este año. Sin embargo, lejos de buscar un esquema de desendeudamiento real, la administración mendocina insiste en el ya conocido “roll over”: patear los vencimientos para adelante, comprometiendo aún más las futuras gestiones y, por supuesto, a los mendocinos.
Una deuda que no deja de crecer
Mendoza enfrenta vencimientos por U$S 127,52 millones en 2025, de los cuales U$S 97,6 millones corresponden a amortización y otros U$S 29,92 millones a intereses. Los pagos más urgentes llegarán en marzo y septiembre, meses en los que la provincia deberá desembolsar casi U$S 40 millones por vez. Para cubrir esos vencimientos, en lugar de gestionar una economía más eficiente, el gobierno apuesta nuevamente al endeudamiento sin ofrecer claridad sobre cómo se reducirá el pasivo en el futuro.
A esto se suma una deuda en pesos que asciende a $50.305 millones en 2025, con la mayoría de los pagos destinados a amortización. Pero la estrategia es la misma: mientras se busca refinanciar la deuda en dólares, los compromisos en moneda local se siguen acumulando sin un plan claro de pago.
El gobernador viajero y una provincia en crisis
En este contexto, el gobernador sigue con su intensa agenda de viajes, dejando a Mendoza en piloto automático. Mientras la provincia se hunde en una deuda que solo se posterga sin resolverse, su máxima autoridad prefiere recorrer el mundo en lugar de enfrentar el problema de raíz.
Las prioridades del gobierno parecen estar desordenadas. En lugar de enfocarse en mejorar la eficiencia del gasto público, generar empleo genuino y buscar inversiones que ayuden a equilibrar las cuentas, la gestión actual sigue endeudándose y confiando en que las futuras administraciones carguen con la responsabilidad de pagar la cuenta.
¿Hasta cuándo seguirá este modelo?
El gobierno provincial intenta vender este nuevo endeudamiento como una “solución” cuando, en realidad, solo está comprando tiempo. Sin reformas estructurales ni una estrategia seria para reducir el peso de la deuda, Mendoza está condenada a seguir en este círculo vicioso. Mientras tanto, el gobernador sigue recorriendo aeropuertos, y los mendocinos ven cómo su provincia se hunde en un pasivo cada vez más difícil de afrontar.