Sosa Bustos, alias “Ñoño”, tenía 28 años.
El cadáver hallado en el parque distrital pertenece a Jorge Daniel Sosa Bustos, quien vivía en una conocida finca de la zona. Había sido condenado por violencia de género y salió de prisión hace poco más de siete meses.
Detectives policiales identificaron la noche del martes el cadáver que fue hallado en estado de descomposición y con los genitales mutilados en el parque La Palmira, en San Martín.
Se trata de Jorge Daniel Sosa Bustos, de 28 años, quien residía en una conocida finca de la zona y había salido hace poco más siete meses de prisión, tras cumplir una condena por violencia de género.
Ese dato no pasó desapercibido para los pesquisas del caso, debido a que la hipótesis principal es la de un crimen por venganza. Esto, debido a la forma en que fue ultimado el joven trabajador rural: le dieron numerosas puñaladas en el abdomen y la zona genital, le seccionaron el pene, le hicieron un corte profundo en el cuello y también tenía golpes en el cráneo.
Ver también: Palmira: a la víctima la mutilaron los genitales y apuntan a un crimen por venganza
La víctima, a quien apodaban el Ñoño, había sido detenida en medio de cuarentena estricta que regía allá por mayo de 2020, tras la explosión de la pandemia del coronavirus. En aquel entonces fue denunciado por su ex pareja y lo imputaron por violación de domicilio, hurto simple y amenazas agravadas por el uso de arma de fuego, todo en contexto de violencia de género.

A los pocos días recuperó la libertad, tras recibir una condena condicional, pero no tardó en volver a caer en las garras policiales. Fue en julio de ese año, otra vez por los maltratos contra su ex, con lo que sumó una nueva acusación por amenazas agravadas por el uso de arma de fuego, amenazas simples y violación de domicilio.
Un mes después, volvió recibir una sentencia en su contra y se le unificó con la pena anterior, por lo que se le fijó un castigo de un año de prisión. Debido a que era reincidente, debió cumplirlo de manera efectiva.
De esa manera, en junio del año pasado terminó de purgar la condena y recuperó la libertad, sostiene la información policial.
Ahora, a través de la nueva información que surgió a partir de la identificación del cadáver, los investigadores esperan poder avanzar sobre el móvil y también sobre un posible autor.
Probablemente, familiares y personas del círculo íntimo del Ñoño sean citados a declarar para poder establecer si mantenía algún tipo de conflicto que pudo motivar el brutal ataque en su contra.
El caso
El cadáver de Sosa Bustos fue hallado la noche del lunes por trabajadores municipales que hacían un recorrido por el citado espacio verde de Palmira, en las cercanías del Río Mendoza.
Los restos estaban en avanzado estado de descomposición –llevaba entre dos y tres días sin vida– y presentaba una serie de llamativas características: el pantalón bajo, múltiples lesiones cortantes y heridas en los genitales.
Durante las primeras horas de la investigación, hubo dificultados para individualizar a la víctima y tampoco coincidía con los paraderos denunciados durante los últimos días en la zona. Debido a eso, hasta se analizaba con una posible intervención de un equipo de Antropología Forense.

Sin embargo, en el transcurso del martes, se logró escanear una de sus huellas digitales mediante el biométrico de la Policía de Mendoza, lo que permitió establecer que se trataba del Ñoño.
En el medio, los detectives policiales trabajaban sobre testigos de lugareños, el análisis de cámaras de la zona y se aguardaba el peritaje sobre unos mechones de cabello que tenía la víctima en uno de sus puños, que podría corresponder a la persona responsable de la agresión letal.