
Con una mayoría aplastante (63 votos a 7), el Senado de la Nación rechazó el veto de Javier Milei a la ley de emergencia en discapacidad, dejando firme una norma que busca proteger a miles de argentinos que hoy sufren el ajuste brutal de este gobierno.
Es la primera vez en 22 años que un veto presidencial cae en el Congreso, señal clara de que la motosierra no puede seguir pasando por encima de los derechos más elementales.
El debate en el recinto fue explosivo. El formoseño José Mayans pidió directamente la destitución de Milei: “este presidente mafioso está terminado, es peor que Nixon”. También apuntó a Karina Milei, acusándola de enriquecerse con las coimas que salen de las prestaciones: “que deje de robar un poquito Karina y ya está”.
Desde el sur, Cristina López recordó el grito que resuena en las calles: “Alta coimera, Karina es alta coimera”.
Incluso hubo radicales que se despegaron del oficialismo. Pablo Blanco advirtió: “El ajuste no puede pasar por la gente que más lo necesita”. Mientras que Guadalupe Tagliaferri expuso la trampa: “Parecía que el recorte en la Andis era para hacer eficiente el gasto, pero fue para que la coima quedara adentro”.
En el oficialismo, la única defensa fuera del bloque libertario vino de la bullrichista Carmen Álvarez Rivero, quien acusó a la oposición de “desestabilizar” a Milei. Aun así, terminó reconociendo que el gobierno debe aumentar ya los aranceles de las prestaciones para evitar el colapso de instituciones y profesionales.
La derrota parlamentaria dejó en evidencia dos cosas: que el ajuste sobre los discapacitados es indefendible, y que la corrupción de este gobierno —con Karina Milei como pieza central— ya no se puede tapar.