
Alfredo Cornejo quedó en el ojo de la tormenta tras una semana en la que su alianza con La Libertad Avanza quedó expuesta. Pese a las presiones de la Casa Rosada para sostener los vetos de Javier Milei, el gobernador mendocino entregó a sus legisladores a la estrategia libertaria: no dieron quórum en la ley de financiamiento universitario, se ausentaron en la votación por el Hospital Garrahan y se alinearon en el Senado contra la redistribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
El costo político es evidente: mientras Cornejo busca mostrarse como garante del ajuste, Mendoza quedó fuera del reparto de $12.500 millones en ATN. Ni siquiera apareció en el podio de las provincias más beneficiadas, mientras Neuquén, Salta y Tucumán recibían miles de millones y CABA concentraba casi la mitad del total nacional.
El martes, en una reunión por Zoom, el presidente de Diputados, Martín Menem, le exigió que sus legisladores Lisandro Nieri y Pamela Verasay blindaran el veto al financiamiento universitario. Cornejo aceptó el juego: sus diputados se ausentaron en las votaciones clave, aunque la presión social los hizo volver para apoyar la educación pública. Sin embargo, en el caso del Garrahan la ausencia fue total, una señal de subordinación al oficialismo nacional.
En el Senado, la obediencia continuó: Mariana Juri y Rodolfo Suárez se abstuvieron en la ley de reparto de ATN, votando en línea con los intereses de Milei y no de Mendoza, que otra vez quedó al margen.
Cornejo apostó a un pacto con Milei que, lejos de beneficiar a la provincia, la deja sin fondos y lo muestra atado a una estrategia que no devuelve nada a los mendocinos.