Sin rumbo económico: el gobierno congela el precio de los combustibles hasta después de las elecciones

El truco más viejo de la política, ejecutado por el gobierno que se jactaba de ser diferente. En un acto de oportunismo electoral desesperado, el ministro de Economía, Luis Caputo, firmó un decreto para suspender el aumento del impuesto a los combustibles, pero la trampa es evidente: la medida dura solo hasta el 1 de noviembre, apenas unos días después de las elecciones.

La maniobra es un claro intento de maquillar el índice de inflación y ofrecer un alivio ficticio a los bolsillos de los argentinos justo antes de que vayan a las urnas. En el Boletín Oficial, el decreto se disfraza con un lenguaje técnico, argumentando que la medida busca «estimular el crecimiento de la economía», un verso que nadie cree a menos de un mes de una elección clave.

La realidad es que el gobierno está pateando la bomba para más adelante. El aumento que no se aplica ahora no se perdona, se acumula. El 1 de noviembre, con los votos ya contados, los argentinos se enfrentarán a un impuestazo brutal en los surtidores, que incluirá la suba suspendida más la que corresponda a ese mes.

Es la clásica estrategia del «pan para hoy, hambre para mañana». Un caramelo electoral que busca generar una falsa sensación de estabilidad, mientras se prepara un garrotazo para el bolsillo de los ciudadanos que pagarán el costo de este populismo de campaña apenas termine el circo de las elecciones.