
La persecución en Mendoza ha cruzado un nuevo límite democrático. Ya no hace falta cortar una calle para que aparezca la fuerza pública; ahora, el simple acto de reunirse en una plaza es motivo de intimidación estatal. Este lunes, la Policía de Mendoza irrumpió en una asamblea interfacultades en Plaza Italia, donde estudiantes debatían pacíficamente cómo continuar la defensa del agua tras la entrega del proyecto San Jorge.
Bajo un cinismo alarmante, una oficial se acercó al círculo de estudiantes con un mensaje que sonó a amenaza velada: «Estamos acá en cobertura de seguridad. En los alrededores tenemos un montón de compañeros». La traducción es clara: «Los tenemos rodeados y los estamos vigilando».
Intimidación sistemática La CORREPI denunció rápidamente el hecho como un intento de disciplinamiento social. No es seguridad, es espionaje a cielo abierto. El objetivo del gobierno de Alfredo Cornejo y su ministra Mercedes Rus es sembrar el miedo para desarticular la organización popular. Quieren que los jóvenes sientan que «el Gran Hermano» los mira, anoten sus caras y piensen dos veces antes de sumarse a la lucha.
Presos por luchar Este hostigamiento ocurre mientras en los calabozos de la provincia continúan detenidos los hermanos Facundo y Renzo Gollano, a quienes el fiscal Giunta busca mantener tras las rejas como «castigo ejemplar» por manifestarse. Con periodistas detenidos la semana pasada y ahora la policía infiltrando asambleas, Mendoza se aleja del estado de derecho para convertirse en un feudo donde organizarse se considera un delito.