El INV confirmó que la bodega Trivento inició el trámite para importar vino. Otra firma de Junín ya ingresó 100.000 litros y dos más tienen en carpeta hacerlo en breve
La importación de 4 millones de litros de vino genérico que hizo el Grupo Peñaflor días atrás, provoca un revuelo enorme en la formación de precios del vino, en un año en el que en la región sobra stock del año pasado y en el que se prevé que haya una cosecha mejor a la anterior.
De hecho hay quienes aseguran que tiene un “efecto aleccionador” para con los productores de vino locales, porque el mensaje que subyace es “si no acordamos los precios que estamos dispuestos a pagar podemos comprar vino en Chile” que maneja precios notoriamente más bajos que los mendocinos o sanjuaninos por lo que forzaría a los bodegueros locales a bajar sus pretensiones.
En el mundo vitivinícola aseguran que mientras que en la zona el vino genérico se vende a $470 o $480 el litro, en el vecino país se comercializa a $420. Esa diferencia en grandes volúmenes hace que el vino chileno sea mucho más conveniente y atractivo para quienes tienen la espalda económica necesaria para hacer esas compras e importarlo.
El Grupo Peñaflor dio el primer paso con la importación de vino de Chile que concretó días atrás y por la que adquirió 4 millones de litros de vino genérico.
Pero además de eso, el paso que dio Peñaflor genera que la vitivinicultura vuelva a convivir con la importación, una situación que parece incomodar a varios y atraer a otros tantos.
Tanto es así que ya la bodega Carricondo de Junín ya importó una carga de 100.000 litros de vino de Chile y según confirmaron desde el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la Bodega Trivento (de capitales chilenos) ya inició el trámite para importar vino de aquel país, aunque no se informó qué volumen es el que pretende ingresar.
Es más; también hay fuertes rumores de que otras dos bodegas grandes (cuyas razones sociales se resguardaron) ya iniciaron el burocrático camino de trámites para importar vino.
Hay que acotar además que la importación de vino es legal y no es nueva (la misma Peñaflor importó vino en el 2023), y que si bien el Gobierno del presidente Javier Milei no lo incluyó en aquella lista de alimentos de la canasta básica, de los que abrió la importación en marzo para bajar los precios, todo hace suponer que dentro de su política de libre mercado no haría nada para frenar futuras importaciones de vino.
Eso explica que por estos días en el Ministerio de Economía de la Nación, que comanda Luis Caputo, que es quien termina habilitando los pedidos de importación, avancen esos trámites que durante la gestión del ex secretario de Comercio Exterior de la gestión de Alberto Fernández, Matías Tombolini, estuvieron frenados.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura es quien debe hacer los controles para corroborar que el vino que se produjo en otro país y que se importó es el mismo que se termina embotellando en las bodegas mendocinas que lo importaron.
El mismo avance tendrán también en el INV, ahora bajo la tutela del mendocino Carlos Tizio. Es que si bien el Instituto no podría frenar una importación sí tiene la potestad de controlar y verificar que el vino que sale por ejemplo de Chile, es el mismo que se embotella luego en estas tierras por esos importadores.
En el plano político, las importaciones también cuentan con el aval en el seno del gobierno mendocino. El ministro de Producción y también bodeguero, Rodolfo Vargas Arizu aseguró que el volumen de lo que compró Peñaflor “no altera el mercado, lo hicieron por una necesidad de stock” y amplió: “Nuestra vitivinicultura es altamente competitiva a nivel mundial, tanto en calidad como en precio. Además para exportar también hay que importar”.
El precio, la calidad y la oportunidad de importar
A la hora de argumentar qué los decidió a importar vino genérico de Chile, desde Peñaflor marcaron que la firma buscó durante 6 meses ese vino en el mercado interno y no lo consiguió.
Es más: el gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Peñaflor, Juan Schamber, en diálogo con Radio Nihuil, dejó entrever que posiblemente el vino estuviese disponible en el mercado interno y que los viñateros no habrían estado dispuestos a vendérselo al Grupo Peñaflor por diversos motivos.
“Nosotros no lo hacemos por una cuestión de precios, sino porque no conseguimos vino genérico y necesitamos que nuestros consumidores sigan teniendo los vinos en las góndolas“, insistió y marcó que importar vino no es la idea que tienen en Peñaflor, y que lo último que quieren es generar una polémica. “Me llama la atención que alguien se pueda sentir afectado por esto”, señaló.
Sin embargo, esa importación generó una fuerte polémica por cómo incide en la formación de precios, e incluso por la calidad y cantidad de vino mendocino.
“La compra de vinos en Chile termina siendo aleccionador para el mercado local, porque ese vino genérico está en el mercado interno y ellos eligen aprovechar el excedente de vino que tiene Chile y los precios que maneja el vecino país, aún cuando el vino que compran es de inferior calidad que el nuestro”, aseguró Miguel Abdala, uno de los mayores exportadores de vino a granel del país, dueño de Royal Mount, la firma que comenzó a comerciar al exterior en 2005.
Abdala aportó que ese vino genérico que se produce en Chile “se hace con uva país, y tiene un 7% de agua, que es mucho más de lo que se permite para producir acá”, acotó.
“De un burro no podemos esperar más que una patada. Estamos acostumbrados a que intenten maniobras para bajarle el precio a la uva o al vino”, respondió Matías Manzanares, gerente de la Asociación de Viñateros de la provincia, en diálogo con el programa Conexión Agro de Radio Nihuil.
Manzanares manifestó que lo que ocurre es que Peñaflor está apelando a la importación como herramienta para presionar sobre el mercado local.
También el presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), Fabián Ruggeri retrucó aquel argumento de que se debió importar por falta de vino genérico en el mercado interno. “Hay vino en cantidad y de muy buena calidad. No estamos en contra de la importación. Es legal y está permitida. Pero no entendemos por qué importar vino en este momento cuando no hay faltante de vino común”, lamentó.
Ruggeri admitió que la importación de algunos varietales “a veces es necesaria” porque hay partidas que no se consiguen o no se hacen y se precisan para responder a compromisos asumidos. “Todos los años suele haber un cupo importado, especialmente de Chardonnay y Sauvignon Blanc, que están en falta en Mendoza”
Pero el cuestionamiento y la preocupación de Acovi se basa en que “está sobrando stock del año pasado y encima este año tenemos una cosecha mejor”.
Quien explicó porqué los vinos chilenos tienen mejores precios fue el presidente de la Asociación de Viñateros de San Juan, Eduardo Garcés. “Chile tiene un solo tipo de dólar que ronda los $860. Allí entonces la producción es más barata porque exportan con el mismo dólar que compran sus insumos. Nosotros acá hasta un tiempo atrás exportábamos con un dólar de $500 y comprábamos insumos con un dólar de 1$.200”, le respondió a medios de la vecina provincia.
“A esta película ya la vimos y sabemos cómo termina”
Aún cuando la importación de vino de Peñaflor fuese ínfima en comparación con el volumen de lo que se produce en Mendoza, el gesto no cayó bien tampoco en el sector productivo agrícola del país.
Carlos Achetoni, el presidente de la Federación Agraria Argentina lo dejó bien claro en diálogo con Conexión Agro, de Radio Nihuil.
El alvearense Carlos Achetoni, titular de la Federación Agraria Argentina, resaltó que la importación de vinos no cayó bien y comparó la política de mercado que tiene Chile con la de nuestro país.
“Esto no cae bien. Si tuviéramos un mercado abierto como el de Chile, que en el mundo no tiene barreras arancelarias y sabe que puede insertar sus productos en otros países estaría bárbaro. Pero nosotros tenemos barreras en todo el resto del mundo, y tenemos impuestos que suponen el 65% del componente del producto. En estas condiciones el hecho de que ingresen productos de Chile a competir con los nuestros no cae bien”, insistió Achetoni.
Además se quejó del momento económico y productivo en que se produjo esa importación. “Hay que decir que en este año si el gobierno de Mendoza no salía a comprar uva para mosto los precios iban a ser mucho peores”.
El dirigente que conforma la Mesa de Enlace, advirtió la preocupación que les genera la apertura de importaciones y la competencia desleal que ven en varias producciones locales.
“Estamos viendo que ingresa mucha yerba de Brasil y carne de cerdo y estamos analizando todo para salir con un comunicado en breve. Porque a esta película ya la vimos y sabemos cómo termina” y admitió que temen que lo mismo se replique con las producciones de aceituna, aceite de oliva y ajo, en las que Argentina es fuerte exportando pero en las que también tiene fuerte competencia de otros países.