El Gobierno de Mendoza, encabezado por Alfredo Cornejo, vuelve a cargar el ajuste sobre los trabajadores y sectores populares con un nuevo aumento del boleto de colectivo. A partir del 12 de mayo, la tarifa plana pasará a costar $1.000, un golpe más al bolsillo de quienes no tienen otra opción que subirse a un micro o al Metrotranvía todos los días para ir a trabajar, estudiar o buscar un mango.

El incremento fue oficializado a través de la Resolución N°478 publicada en el Boletín Oficial, bajo el argumento de que se busca “preservar el equilibrio financiero del sistema” ante la caída de los recursos del Fondo Compensador del Transporte. En criollo: como el Gobierno nacional de Javier Milei recorta los subsidios, el Gobierno provincial lo traslada directamente a la gente.
La pregunta es obligada: ¿no que la inflación está bajando? ¿No que el ajuste era para la “casta”? Lejos de eso, quienes pagan los platos rotos son siempre los mismos: los laburantes, los jubilados, los estudiantes, las familias que viven al día.

Mientras desde Nación hablan de estabilización y de un “milagro económico”, la realidad es cada vez más cruel. Cornejo y Milei comparten el mismo modelo: menos Estado para los de abajo y más privilegios para los de arriba. Y como siempre, cuando hay recortes en los subsidios, no se toca un solo peso del gasto político ni de los beneficios de las grandes empresas: se ajusta al pueblo.
Este nuevo tarifazo en Mendoza es una muestra más del fracaso de un modelo que no tiene en cuenta a la gente. Aumentan el boleto, pero los salarios siguen planchados, la canasta básica no para de subir, y los mendocinos viven cada vez peor. No es equilibrio financiero: es abandono.