Héctor Maravilla estaba libre por otra causa gracias a una caución de 20 mil pesos.
En poco más de 15 horas, Investigaciones ubicó el domicilio donde se escondía. Las pruebas y la imputación contra el joven que mató de un piedrazo en la cabeza a un hombre de 37 años.
Un trabajo en tiempo récord. Toda la División de Homicidios de Investigaciones rastrillando y analizando datos por el Gran Mendoza. El ofrecimiento de una recompensa.
Testigos que lo habían reconocido como un asaltante que tenía a maltraer a los responsables de diversos negocios del Acceso Norte, en la zona del barrio Tamarindo de Las Heras. Búsqueda de causas previas. El hallazgo de la bicicleta de la víctima en su casa horas después del ataque sobre la ciclovía y un video estremecedor que captó cada secuencia del hecho.
Todas estas pruebas fueron suficientes para que el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello ordenara este lunes la captura de Héctor Fabián Maravilla Suárez, el joven de 20 años conocido como Pitay que asesinó de un piedrazo en la cabeza al trabajador de una fábrica de muebles llamado Emiliano Fernández. El trabajo de los pesquisas duró poco más de 15 horas.
La misma jornada del hecho de inseguridad fatal, los policías de Investigaciones analizaron uno de los cientos de datos que recepcionaron por la tarde. La información sostenía que Maravilla Suárez se encontraba oculto en la casa de un amigo en Guaymallén.
Consiguieron el domicilio exacto y se dirigieron hasta el barrio 17 de Noviembre, colindante al Pedro Molina I.
Montaron una guardia. Veían que entraba y salía gente de la propiedad. Y después de las 21 confirmaron que el principal sospechoso se encontraba oculto en una de las habitaciones de la vivienda.
Las labores en conjunto motivaron al fiscal Pirrello a solicitar una orden de allanamiento nocturno. La jueza Alejandra Mauricio dio el ok rápidamente y los policías de Homicidios ingresaron a la morada donde se escondía Maravilla. Estaba cercado, no tenía recursos para permanecer en la clandestinidad durante mucho tiempo.
No ofreció resistencia ni tuvo tiempo para cambiarse de ropa. A simple vista, los detectives detectaron que llevaba puesta la misma campera que vestía al momento del asesinato, lo que sirvió para terminar de cerrar la hipótesis acusatoria.
Maravilla fue subido a una movilidad de Investigaciones y trasladado hasta la Comisaría Novena después de las 22. Allí permanecía alojado la mañana de este martes.
Justamente, en esta jornada se definirá su situación procesal. No hay mucho que decidir, confiaron fuentes de la instrucción.
La imputación será por homicidio criminis causa, es decir, matar para lograr la impunidad de otro hecho, en este caso, el robo de la bicicleta del hombre de 37 años. En caso de llegar a juicio por jurados y ser hallado culpable, la única pena posible será la de prisión perpetua.
Maravilla Suárez tiene 20 años pero no es la primera vez que cae en las redes policiales. En el 2020 lo detuvieron por portación ilegal de arma de uso civil y este año, a principios de febrero, por un robo agravado por escalamiento. La Justicia le había otorgado la libertad a cambio de una caución de 20 mil pesos.
Desde hacía meses que lo venían detectando robando en las empresas o negocios de la Costanera, los que están ubicados entre calle Manuel A. Saenz y Pascual Segura.
Gracias a las declaraciones de las personas que habitualmente pasan por esa zona lograron identificarlo. «Lo conocían hasta los torteros o cafeteros que trabajan todas las mañanas», revelaron a este diario.

Dramático
Lo cierto es que este, el tercer hecho de inseguridad fatal en lo que va del 2022, causó fuerte impacto entre sus compañeros de trabajo y su familia por cómo se cometió.
La reconstrucción sostiene que Maravilla, hijo de un femicida condenado a prisión perpetua -la víctima fue su madre, Noemí Suárez-, ingresó este lunes a robar a una empresa llamada Kaiser. No todo salió como pensaba: lo delató una alarma de seguridad. Escapó corriendo por la lateral del Acceso y tomó una piedra para defenderse por si intentaban detenerlo.
A las 6.40, mientras huía hacia el sur, se topó de frente con Emiliano Fernández, quien tenía la intención de pasar por un cajero automático ubicado en la estación de servicios ubicada sobre calle Pascual Segura antes de ingresar a su trabajo.
El Pitay no lo dudó y entendió que era su salida para evitar ser atrapado otra vez: lo atacó lanzándole la roca en la cabeza a una distancia de menos de un metro. El proyectil impactó de lleno en la cabeza de la víctima, quien cayó desvanecida sin reacción.
El asaltante le quitó el rodado y se dio a la fuga. Se dirigió hacia su casa y ocultó el rodado.
Una hora después, desde el Hospital Central confirmaron el deceso de Fernández por un traumatismo craneal severo. Antes del mediodía, efectivos de Investigaciones ya tenían identificado al Pitay.
Fueron hasta su domicilio del asentamiento Democracia y allanaron para detenerlo. No lo encontraron, pero dieron con la bicicleta mountain bike de la víctima. Esa fue la primera prueba que terminó de complicarlo en la instrucción.