
En un contexto económico difícil, donde muchas familias mendocinas no han podido permitirse unas vacaciones fuera de la ciudad, las colonias de verano han emergido como una opción accesible y necesaria para la recreación y el desarrollo de los más chicos. Este año, espacios como el Club Universitario de la UNCuyo, el Club Regatas y el CIRSE han registrado una concurrencia récord, superando ampliamente las expectativas.
Con más de 700 chicos inscriptos en el Club Universitario, su coordinador, Claudio Mitriatti, destacó que la natación sigue siendo el eje principal de sus actividades: “Enseñar a nadar no solo es un aprendizaje deportivo, sino también una herramienta de seguridad para las familias”. Este enfoque, sumado a actividades recreativas y educativas, refuerza el papel de las colonias como un espacio de bienestar integral para niños y adolescentes.

La situación económica ha llevado a muchas familias a buscar alternativas locales que ofrezcan entretenimiento y desarrollo para los más pequeños. En las colonias, los chicos no solo disfrutan del verano, sino que también fortalecen habilidades físicas, desarrollan vínculos y exploran aprendizajes emocionales en un entorno seguro y controlado.
Estos programas se han convertido en un refugio para familias que enfrentan la imposibilidad de salir de vacaciones, consolidándose como una solución accesible que no solo mitiga el impacto de la crisis, sino que también aporta beneficios esenciales al bienestar infantil.