Las tensiones de los días previos con el presidente y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, habrían acelerado la decisión de desvincularlo del Gobierno.
Tras darse a conocer la noticia de la salida de Guillermo Ferraro del gobierno de Javier Milei, comenzaron a desfilar un sinfín de trascendidos y posibles internas que habrían precipitado la decisión. Lo que suena más fuerte está relacionado con diversas filtraciones de información que el funcionario habría brindado a la prensa sobre las reuniones de Gabinete.
“Los voy a dejar sin un peso”, esa frase del presidente hacia los gobernadores, habría sido la gota que rebalsó el vaso, ya que Ferraro la habría filtrado a periodistas.
Esta tensión y la determinante frase de Milei tienen que ver con la aprobación de la Ley Ómnibus y la amenaza de que si los diputados de las provincias no acompañan, se acabarán las partidas discrecionales del Poder Ejecutivo Nacional a las provincias.
Sin embargo, pareciera que hay otro motivo más profundo tendría que ver con el desgaste en la relación que Ferraro tiene con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
Aparentemente, el jefe de Gabinete venía de semanas de tratar de menoscabar la autoridad del ministro.
El recorrido de Ferraro
Ferraro fue elegido por Milei como el ministro de Infraestructura el pasado 10 de diciembre. Es contador público y hasta hoy estuvo a cargo del ministerio que tiene cinco secretarías, entre las que se encuentran Energía, Transporte, Obras Públicas y Vivienda, Comunicaciones y Conectividad, y Minería.
Fue Subsecretario de Industria de la Nación entre los años 2002 y 2003, y luego de la crisis de 2001 trabajó en el banco regional Bisel, que luego fuera vendido a la banca privada nacional.
Entre 1997 y 2001 se desempeñó como subsecretario de Informática y Telecomunicaciones de la Provincia de Buenos Aires, fue jefe de asesores de Antonio Cafiero en el Senado y además participó de la Convención Constituyente.