El diputado nacional competirá por fuera de la alianza gobernante. En el PRO mendocino se abrió la discusión por la intervención federal del partido debido a esta decisión.
Omar De Marchi decidió romper finalmente con el frente Cambia Mendoza. La decisión la terminó de formalizar este martes con un anuncio a través de Twitter.
“La opción es una sola, hay una única decisión irreversible: seré candidato a gobernador de la provincia de Mendoza“, señaló a través de un tuit el diputado nacional.
Esto implica que irá por fuera de la coalición gobernante, donde estuvo en los últimos 8 años, luego de varios meses de tensión interna con el radicalismo.
El anuncio llegó luego de varias reuniones que el ex intendente de Luján de Cuyo tuvo en los últimos días. Entre ellas, una última, con el intendente de Lavalle, el justicialista Roberto Righi.
Ahora, las chances políticas de De Marchi residen en conformar un nuevo espacio político para confrontar al oficialismo en las PASO. Tiene, en tanto, un plazo límite: el 12 de abril es la fecha en la que tiene que confirmar por qué frente electoral competirá.
Sin embargo, lo que se desata ahora no sólo es la pulseada contra Alfredo Cornejo como principal rival, sino también la interna en el PRO. Es que desde la oposición que tiene dentro del partido fundado por Mauricio Macri, hay quienes enarbolan la bandera de la intervención federal.
Más ahora que le achacan a De Marchi que desistió de competir en CM, cuando en la provincia existían reglas, es decir, las PASO, para hacerlo, a diferencia de Córdoba, donde se apeló a una encuesta entre Luis Juez y Rodrigo De Loredo.
Así, en el bullrichismo expresaron que De Marchi se irá “sin sello partidario”, puesto que sería el mismo Horacio Rodríguez Larreta el que dio el mandato para la intervención a través de Eduardo Macchiavelli.
“Él pidió la reunión de consejo nacional -la máxima autoridad partidaria- para mañana -por este miércoles-“, explicaron. E insistieron en que “está garantizado que el PRO queda en Cambia Mendoza“.
Sin embargo, desde el demarchismo resisten este último embate y aseguraron que “no hay sustento legal” para la intervención.